El perdón es una montaña enorme para muchas personas ¿Cómo se puede perdonar lo que nos ha dolido tanto? Y además del perdón a otras personas, está el perdón a ti misma.
Es posible que si no lo has experimentado nunca, sea algo que no entiendas.
En Un Curso de Milagros se canalizó mucho sobre el perdón, es una parte importante de esas enseñanzas:
«Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completada, es la Expiación» (“Expiar” significa “des-hacer”, también es la unión, regresar a la consciencia del Uno).
Me he dado cuenta que es un sentimiento puramente humano: El perdón puede servir por un lado, al ofensor para liberarse de la culpa y por otro lado, para que el ofendido se libere de posibles sentimientos de rencor.
Algo que aprendí de mi gatita, y de los animales en general, es que no tienen rencor. Olvidan y superan los «malos» momentos más rápido, esto es porque no tienen ego. No tienen una mente que está interpretando todo como un ataque personal, ni experimentan sentimientos de odio o venganza, el enojo siempre me dura más a mí que a ella. En una mente pura no existe el perdón, porque no existe el error, solo hay amor.
El perdón a otras personas no es de lo que trata este post, pero todo lo anterior son emociones que también sentimos por nosotras mismas, a veces somos nuestro peor verdugo.
Nos castigamos por errores del pasado, por lo que hicimos, lo que no hicimos… Nos mantenemos con miedo, culpa y arrepentimiento que solo se convierten en cargas demasiado pesadas para llevar y no hacen más que detener nuestro caminar en la vida.
El perdón a ti misma y la autoestima
Perdonarme ha sido parte del proceso de sanar la autoestima.
Cuando te empiezas a fortalecer, a sanar y vivir el amor propio, es normal recordar situaciones vividas en el pasado y juzgarlas con el aprendizaje actual, pero eso nos lleva a culparnos y arrepentirnos de cómo fuimos antes.
Me sentí muy arrepentida de elecciones amorosas que hice, de cómo respondí a algunas amistades, de cómo fui sumisa en algunos momentos y puse a otros antes que a mí. Aunque era consciente de lo que quería, a veces pensaba en lo que querían los demás primero y me adaptaba.
Pero comprendí que esa era otra YO, era otra mujer, no era la que soy ahora y no puedo castigarme por eso. Respondí con el nivel de consciencia que tenía en ese momento. Ahora prefiero dedicar mi energía a seguir fortaleciéndome y avanzando en convertirme en la mujer que quiero ser.
El perdón a ti misma es importante, porque es necesario para poder avanzar, para sacar lo mejor de ti y vivir en paz.
Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente.
-Un Curso de Milagros-
Viniste a experimentar esta vida para disfrutarla y aprender, no para «pagar» por algo o redimir algún error.
Busca en tu vida las áreas donde estás estancada o sientes que no avanzas, es posible que tengas algo que perdonar o perdonarte.