La Ley de Atracción llamó mi atención desde que leí el libro «El Secreto» hace más o menos 7 años. No la puse en practica en ese momento, porque el apellido de la autora me llevó a encontrar otro mundo que es el de los Ángeles (por coincidencia de apellido con otra autora). Agradezco el desvío porque me ayudó a responder muchas preguntas que tenía sobre espiritualidad, aunque hubiese sido bueno volver al camino antes.
Regresé hace 1 año cuando encontré el libro «Pide y se te dará» de Esther Hicks, quizás ese fue el mejor momento porque estaba mejor preparada para conectar con esa información, ya que ahora sí lo he puesto en practica.
Lo que más he logrado es ser más consciente de mis pensamientos, no he manifestado nada material grande aún (sólo cosas pequeñas), pero estar más consciente de mi vibración me ha llevado a experimentar la felicidad como un estado natural y no como una meta.
La Ley de Atracción
No te voy a dar la definición porque si estás acá seguro ya sabes lo que es, sino te recomiendo ver el documental El Secreto para empezar (o leer el libro) antes de seguir leyendo.
Quiero hablar de mis reflexiones según lo que he experimentado. En la ley de atracción te explican que atraes lo que vibras, por eso es importante tener claridad de lo que quieres para vibrar como si ya lo tuvieras y así atraerlo.
En un principio esta información puede provocar resistencia porque quiere decir que también atraemos cosas «negativas», de ahí que dejar de victimizarse sea parte del proceso. He experimentado que manifestar esas resistencias es más fácil que manifestar las cosas buenas que deseamos y es porque todo está en las emociones.
Las emociones son el termostato de tu nivel vibratorio
Hace poco me pregunté: ¿Por qué nos cuesta tanto sentir (por anticipado) la emoción de felicidad o agradecimiento cuando queremos manifestar, pero el miedo lo conocemos tan bien?
Es porque las emociones negativas han sido predominantes en nuestras vidas, sobre todo el miedo. Y la felicidad la identificamos con esos peak emocionales que sentimos en situaciones puntuales.
Quizás últimamente te pasa que sales a la calle y andas con miedo en todo momento, viajas y andas con miedo, da igual cuáles sean tus miedos, estoy segura que puedes sostener esa vibración por un buen periodo de tiempo. Es la emoción favorita del ego, sé que la conoces muy bien.
Además, muchos miedos nunca se harán realidad, sólo están ahí abultando la lista de «lo peor que puede pasar».
Y, ¿Qué pasa con las emociones positivas como la felicidad y la gratitud?
Tenemos que empezar a entender la felicidad y el agradecimiento como un estado y volverla nuestra emoción predominante.
Creemos que la felicidad es lo que sentimos en un momento de éxtasis cuando nos pasa algo realmente bueno. Sin embargo, la verdadera felicidad no es eso, es un estado y cuando piensas en que algo te falta para ser feliz empiezas a perseguir un imposible, porque aunque lo obtengas seguirás creyendo que algo más falta.
La felicidad como un estado natural para manifestar
El estado de felicidad es un estado de tranquilidad, de bienestar, de paz. Necesitas empezar a identificar estos momentos y conectar con el agradecimiento cuando estés ahí, porque es esa vibración la que te traerá lo que deseas manifestar.
Si te pregunto haz una lista de 10 miedos que tengas en 30 segundos, ¿lograrías completar la lista?
Y si te pido 10 momentos dónde sentiste felicidad/agradecimiento, ¿cuánto tardarías en encontrarlos?
En una meditación tratando de conectar con un momento en que sentí gratitud (en profundidad, no lo principal como la salud, tener un hogar, etc.), la imagen que vino a mí fue una foto donde estaba trabajando en el sofá con mis gatitas acostadas una a cada lado.
Fue ¡wow! Me sentí emocionada de alegría y con una sensación de paz, que la vuelvo a sentir cada vez que recuerdo ese momento. Ese es un estado de felicidad, un momento simple, pero cargado de paz, amor y gratitud.
No tenía que buscar el día en que me gradué, el mejor regalo que me dieron, una buena noticia, una manifestación, etc. Son esos momentos con la felicidad como emoción predominante los que hay que revivir al visualizar.
Cambiar a ese estado es simple y lo logramos practicando la apreciación.
Cada día y en cada momento, mira a tu alrededor y aprecia lo que ves: un árbol, el paisaje, la escena que estás viviendo con las personas que compartes. Agradece por todo eso y siéntelo en tu cuerpo.
Ya aprendiste a hacerlo de manera inconsciente con el miedo, ahora hazte consciente y ponlo en práctica con la felicidad 🙂