Cuando estaba pasando por un muy mal momento económico a principios de este año, alguien me dijo «podría ser peor, hay personas que viven en la calle». Y aunque es cierto, hizo que mucha m%&#d@ que tenía que empezar a procesar la guardara bajo la alfombra.
Por una parte, nos decimos esa frase en un intento de encontrar consuelo y subirnos el ánimo, o para agradecer por lo que hay, pero eso a veces sólo nos mantiene en el conformismo. Además de generar culpa por querer más de lo que tienen otras personas, culpa por tener ambiciones o querer algo mejor para nuestra vida.
Por otra parte, nos reprime, nos limita de procesar las emociones por culpa de sentirlas cuando hay otr@s que tuvieron o tienen experiencias «peores». O nos ponemos la presión del juicio social que te va a decir «al menos estás bien, pudo ser peor», «a mí me pasó algo peor», «yo también pasé lo mismo y estoy bien», etc.
Nuestro ego siempre va a encontrar maneras de compararse, no sólo en la apariencia física también en las experiencias, es como si mantenernos en la culpa fuera su misión. Por lo tanto, salir de ahí es parte de nuestra toma de consciencia en esta experiencia humana, es algo que revisamos de manera consciente porque no lo dejaremos de hacer naturalmente.
Podemos empezar dejando de juzgar como «bueno» y «malo», porque son palabras con significados subjetivos.
Todo lo que definimos como bueno y malo se basa en percepciones, puede haber millones de puntos de vista para una situación. También se suman los paradigmas sociales, lo que otr@s piensan de la situación.
Cuando nos desprogramamos de lo que creemos bueno y malo, y de lo que l@s demás van a pensar, podemos enfocarnos en lo que realmente sentimos sobre eso, las emociones que son genuinamente individuales. Aceptar TUS emociones te ayuda a entregarte al proceso de sanación.
Aceptar todas las experiencias, todos los dolores, es esencial para poder atravesarlas y sanar. Con la aceptación empiezas a liberarte y eliminar el sufrimiento.
Siempre vas a encontrar a alguien experimentando algo «peor» que tú, pero eso no invalida tu experiencia.
Si ves las experiencias desde tu ego, siempre vas a encontrar a alguien atravesando algo más profundo, algo que la sociedad juzga como muy malo. Y si ves más allá encontrarás otra experiencia peor que la anterior, y si vuelves a buscar tendrás otra aún peor y otra mucho más…
¡Sí! Podrías estar peor, pero no viniste a ser víctima…
Ni a ver a l@s demás con lástima…
O a sentirte superior a otr@s…
Ni a salvar a nadie…
Viniste a aprender…
Experimentar para crecer…
A ver otras experiencias con compasión…
Enseñar con el ejemplo…
Sanar tus traumas…
A dar y recibir amor…
Cuando aceptas todos tus dolores, sin juzgar de qué experiencias vienen, aumentas la compasión por ti y automáticamente aumenta tu compasión por otr@s.
La experiencia es el medio en que tus emociones quieren mostrarse. No importa tanto la experiencia en sí, sino las emociones que te hizo sentir.
Agradecimiento por emoción y no por resignación
Agradecer es importante, eso ya lo hemos aprendido bien. Pero cuando nos encontramos en un periodo difícil cuesta un poco conectar con la gratitud y caemos en agradecer porque «es lo que hay», o para que no te juzguen como malagradecida.
Sin embargo, no es lo mismo ser agradecida porque no hay opción que sentirlo desde el corazón.
En lo primero, experimentamos resignación, rendirse con resentimiento, esperar a que algo te salve para no estar en una situación peor.
En lo segundo, es aceptar la situación, agradecer por lo que tienes, eso te abre a que ver nuevas posibilidades para salir adelante.
No estamos separados…
Esto es algo que he estado procesando, cuando somos personas muy empáticas nos cuesta omitir lo que pasa en el mundo. Si creciste en escasez económica quizás cuando pequeña alguna vez te dijeron «hay niños que se mueren de hambre» para obligarte a comer. Y de adultas es algo que nos seguimos repitiendo, continuamos con esa voz en la cabeza que nos compara con otr@s, pero no vas a salvar una vida del hambre comiendo hasta lo que está vencido para no desperdiciar o comiendo lo que no te gusta porque no quieres dejar comida que luego pueda ir a la basura.
Sólo puedes hacer crecer tu abundancia para ayudar de manera concreta, donando cada vez que puedas, participando en mejorar las leyes, conversando estos temas para motivar a otras personas a ayudar, etc.
Lo anterior aplícalo a tu vida y a lo que sea que te preocupa a nivel mundial.
Y no!, no es convertirnos en seres egoístas, es comprender que lo que queremos para el mundo lo tenemos que cultivar para nosotras primero: cuando yo sano puedo ser puente para que otr@s sanen. Cuando empezamos al revés, nos ponemos en una posición de salvadoras que mira a l@s demás desde un lugar de superioridad, eso a la larga no ayuda a nadie.
Si quieres profundizar en tus dolores con el dinero, te dejo este post donde reflexioné sobre las deudas financieras.