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Volver a conectar con el cuerpo

Volver a conectar con el cuerpo

Cuando empecé mi camino espiritual busqué mucho conectar con la energía invisible, lo que está fuera del cuerpo físico y lo tangible de este mundo. Después de viajar harto tiempo por ahí me di cuenta que el mundo físico es igual de importante y que es un error separarlos. Por eso, este año quise volver a conectar con el cuerpo.

De las primeras cosas que comprendí, y con la que resoné, fue que nuestra alma elige venir a vivir esta experiencia humana y que antes de venir elige a su madre y padre, la familia, las experiencias, los aprendizajes que necesita y el cuerpo que quiere habitar. Eso me da señales de que todas las áreas de nuestra vida son importantes por igual y que dejamos un poco olvidado el cuerpo porque es lo único temporal, es lo que queda en este plano. Nuestra alma, y la evolución que alcanza gracias a las experiencias, trascienden. Pero no hay que olvidar que por algo eligió venir a encarnar un cuerpo y no se quedó en el invisible como muchos seres que nos acompañan, y que varios médiums ya nos han dado evidencia de que existen.

Es a través del cuerpo que integramos muchos aprendizajes, entonces ¿Por qué queremos separarnos de él?

Antes de venir sabíamos que el mundo físico tiene variedad de cuerpos, somos diferentes, tenemos distintas características, tamaños y proporciones, y ninguna está mal ni bien. El ego, o nuestra mente, le da un significado a todo basado en varios factores y ha interpretado lo que está bien y está mal. Es nuestra parte que quiere pertenecer, armar tribu y ser parte de ella, así que ha identificado lo que es «normal» y quiere parecerse a eso lo más posible, rechaza lo que no es igual y se compara si no está dentro.

El que muchas personas opinen y crean en esa «normalidad» no ayuda para nada, refuerza aún más la idea de que está «mal» ser diferentes, pero son sólo un montón de egos con miedo a no pertenecer, con miedo al rechazo y que han vivido experiencias que los llevan a querer separarse.

Cuando las personas son críticas con los cuerpos de otrxs también lo son con el suyo. La forma de recuperar la soberanía sobre tu cuerpo es volver a conectar con él. Dejar de mirar afuera, dejar las comparaciones y comprenderlo como el hogar que cuida de tu alma, de tu espíritu, de ti.

Vivir experiencias traumáticas relacionadas al cuerpo, como el abuso o maltrato, aumenta la tendencia a querer separarnos de él. Como si separarnos fuera a disminuir el dolor o hacer que desaparezca la experiencia.

Te puedo contar mi experiencia desde el abuso. Por años me separé de mi cuerpo por ser mujer, porque vivir una experiencia así me llevó a culparme por haber nacido con un género que ha sido tan abusado y maltratado en toda la historia. Además de la desigualdad, siempre decía que me hubiese gustado nacer hombre, porque todo es más fácil para ellos, la vida, el trabajo y que a ellos no los abusan (eso pensaba muuuchos años atrás, ahora sabemos que también lo viven).

Hace unos años ya había sanado esa experiencia, pero cuando el 2020 empecé a sanar la autoestima volvió el tema desde otra perspectiva, quedaba algo por sanar y era mi valoración personal como la mujer que soy. Eliminar la culpa por ser mujer.

Volver a conectar con el cuerpo

Es algo más profundo que decirte cosas bonitas en el espejo, es abrazar las diferencias al concepto de «perfección» que nuestro ego creó.

Lo primero es escucharte, ¿Qué te dices?

A veces nos tratamos mal de maneras muy sutiles, con frases como: «que feo me quedó el pelo hoy», «ay! la cara de culo con la que amanecí», «que asco este rollo que tengo», «que gorda me siento con esta polera», etc. Puede parecer pequeño, pero dile eso a una niña, así lo recibe tu cuerpo, como algo totalmente cierto. Y lo «feo», «bonito», «malo» o «bueno» es subjetivo, pero la emoción de frustración, enojo, descontento o amargura que le pones a tus comentarios, es real.

Cuando cambias cómo te hablas cambian muchas cosas. De a poco empecé a sentirme diferente, ya no quería cambiar tantas cosas, porque cada vez me aceptaba más.

Es un proceso, un camino y no una meta, así que todavía me escucho siempre. Es construir una relación que se va fortaleciendo como cualquier otra. He mejorado la comunicación con mi cuerpo e incluso sus dolores me hablan (en este post conté un ejercicio de autosanación que hago y es cada vez más mágico).

Te invito a conectar con tu cuerpo, especialmente si has vivido una experiencia traumática o si estás con una enfermedad, porque tu cuerpo quiere que lo escuches, quiere hablarte, sé más amorosa con él.

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